Las adicciones
son una enfermedad que abarca no sólo la individualidad de cada sujeto, sino
también al entorno familiar y social de cada uno de ellos. Su trato es encarado
entonces como un problema que desborda lo individual, para pasar a ser social,
requiriendo del trabajo interdisciplinario de médicos, psiquiatras, psicólogos,
trabajadores sociales, enfermeros y acompañantes terapéuticos, entre otros.
Es por ello,
que es ventajoso que el paciente se encuentre permanentemente asistido y acompañado de profesionales que puedan
ayudarlo a sobrellevar la adicción y superarla. En los centros de
rehabilitación tenemos programas diseñados para cada persona en particular, en
los cuales siempre se destaca la importancia de los cambios saludables en el
estilo de vida, el apoyo individual, el contacto frecuente con el paciente y la medicación (en algunos casos), siempre
orientando el tratamiento hacia una
modificación en los hábitos de vida del paciente y a un entendimiento
psicológico de la situación que tenga como objetivo un cambio conductual. Este
proceso se empieza a conectar con la deshabituación de la sustancia, con las
terapias y con el trabajo con el sujeto y su ambiente para que, en el corto y
mediano plazo según el caso, pueda reinsertarse en el ámbito social y laboral.
Foto: Centro de Rehabilitación Carpe Diem
Estudios
recientes demuestran que las personas que acuden a un Centro de Rehabilitación
con una oferta múltiple de recursos, en donde como hemos mencionado se aborda
una terapia integral, mejoran su pronóstico frente a los que acuden a un
programa de tratamiento con una única oferta terapéutica. Esto se debe
principalmente a la permanente conexión con el personal profesional, tratando a
cada persona como un caso único. Además se ha demostrado que las personas que
estuvieron internadas en un Centro de Rehabilitación poseen un índice de
recaídas mucho menor, debido al cambio conductual que han tenido.
No hay que
olvidar que la familia del paciente juega un rol crucial en la rehabilitación
del mismo. Los familiares pueden ser partícipes tanto de reuniones como
actividades. En estos centros, la familia no solo va “de visita”, sino que
realmente es involucrada en el tratamiento. Para lograr un cambio conductual de
raíz, es necesario que el paciente comprenda el daño que le ha realizado a sus
seres queridos además de a él mismo.