martes, 17 de enero de 2017

El tiempo de ocio y las adicciones, una combinación que debe tenerse en cuenta

Uno de los factores más importantes en la rehabilitación y en la reinserción social de una persona que ha sufrido un problema de abuso de sustancias es el buen empleo del tiempo libre. Se ha demostrado que la forma en la cual se utiliza el tiempo de ocio puede influir en la posibilidad de reincidir en el consumo de sustancias. El simple hecho de tener una charla con una persona que ha sufrido o se encuentra sufriendo un problema de abuso de sustancias ya es algo diferente para ellos, pues han carecido de cualquier actividad que no sea el consumo. De ello deriva la importancia de aprender a utilizar el tiempo libre, para no volver a caer simplemente por “no tener nada que hacer”.

Si bien es cierto que existen muchas actividades donde es posible invertir el tiempo de ocio (cine, teatro, museos, deportes, actividades artísticas, entre otras) estas no suprimen el deseo generado por la dependencia hacia la sustancia en particular, simplemente se está utilizando el tiempo libre en otra cosa que no sea el consumo. Sin embargo, al realizar actividades que resultan placenteras para la persona, estos deseos comienzan a suprimirse, ya que la satisfacción que anteriormente se obtenía mediante el consumo, se ve suplantada por la obtenida mediante otras actividades.

   Hemos visto, anteriormente, como diversos autores mantenían que durante la adolescencia los jóvenes que participan en actividades alternativas, son mucho menos proclives a involucrarse en el abuso de sustancias, y así actividades como los deportes, las actividades culturales o los servicios a la comunidad se han convertido en exponente de los programas de prevención. 

Es muy importante entonces que una persona no le tema a su tiempo libre, si no que encuentre actividades donde pueda encontrar placer al realizarlas. Una persona que posee un problema de abuso de sustancias, al realizar una actividad placentera ira permanentemente “reprogramando” su cuerpo y mente, llevándose a si mismo a una vida libre de adicciones.

Cabe destacar, que en nuestro Centro de Rehabilitación, trabajamos con diversas actividades, tanto deportivas, recreativas, artísticas y de relajación, para que cada persona encuentra la actividad que mas le resulte placentera.

 

sábado, 7 de enero de 2017

La Práctica del Mindfulness disminuye la probabilidad de una recaída luego de un tratamiento de adicciones.

La adicción es un problema multidimensional y como tal debe ser abordado a través de un marco teórico y práctico que involucre diversos niveles: cuerpo, mente, emociones, y espíritu. El tratamiento es a menudo un desafío a largo plazo y usualmente requiere de más de un método terapéutico para lograr buenos resultados.
Como hemos visto en artículos anteriores en los cuales tratamos las adicciones, siempre remarcamos que la persona que se encuentra transitando un problema de adicción, ha perdido de cierta manera su libertad, tanto física como mental. Su fuerza de voluntad está mermada, y con ella su autoestima y sensación de autocontrol. Luego de un tratamiento para liberarse de dichas adicciones, el “fantasma” de la recaída siempre estará presente.
Cuando el tratamiento se encuentra complementado con El Mindfulness, el porcentaje de personas que caen en una recaída, disminuye considerablemente, principalmente por el cambio profundo en su manera de ver su vida, cuerpo y mente.
Brevemente, El Mindfulness se refiere al proceso mediante el cual la persona va entrenándose e implementando en su vida una forma de estar “aquí y ahora”. Se trata de ir disminuyendo “el piloto automático”, casi omnipresente, y la nociva e insustancial vida inconsciente, que sólo nos permite saber lo que hacemos, pero ignorando la razón de nuestros pensamientos, emociones y actos.
Al reencontrarse con su cuerpo, el paciente comienza a darse cuenta de que no necesita complacerlo de inmediato en sus demandas, y que a veces vale la pena hacer un poco de esfuerzo disciplinado para obtener al final de la práctica una sensación de relajación y bienestar profundos. A medida que el paciente avanza en su práctica, coherentemente va aumentando su sensibilidad, su sensación de bienestar, su autocontrol y autovaloración, cultivándose el deseo natural de cuidarse y mantenerse bien.
De esta manera, la persona logra superar la adicción logrando una armonía con su propio cuerpo, mejorando su propio bienestar. No solo se ha superado una adicción, si no que se ha logrado una sensación de propio bienestar asociado al no consumo, disminuyendo así la posibilidad de una recaída.
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