domingo, 6 de marzo de 2016

El consumo de cocaína puede generar daño permanente en el cerebro.

Todo tipo de abuso de sustancias actúa a nivel cerebral para producir sus efectos de euforia. Sin embargo, muchas sustancias poseen consecuencias negativas severas que pueden afectar al cerebro de forma permanente, modificando todos los aspectos de la vida diaria, tales como memoria, atención y toma de decisiones. 

Un estudio realizado en la universidad de Yale, ha demostrado que el consumo prolongado de cocaína puede generar daños permanentes en el cerebro.

Utilizando un método llamado estimulación magnética transcraneal (TMS), es posible medir la respuesta del cerebro frente a una estimulación. Contrariamente a lo esperado por los investigadores, los resultados demostraron que las personas con dependencia a la cocaína demostraban una resistencia hacia la estimulación cerebral. En palabras del investigador responsable “Nosotros esperábamos una mayor respuesta hacia la estimulación, gracias a los efectos sensibilizadores de la cocaína, sin embargo se necesitó una estimulación de mucho mayor magnitud para generar una respuesta”

El estudio consistió en examinar sujetos dependientes a la cocaína, que no habían consumido en el último mes y que además no eran adictos a ninguna otra sustancia. Luego un estimulo magnético era enviado hacia la corteza motora (parte del cerebro que es responsable de mover las manos y los dedos). La cantidad de estimulo magnético necesario para generar el movimiento de los dedos es un indicador de la sensibilidad de esa parte del cerebro. 

Los resultados demostraron que aquellas personas que no habían consumido nunca cocaína, necesitaban entre 35 y 55% de estimulo para mover los dedos, mientras que los que si consumían necesitaban alrededor de un 80%. Este resultado demuestra que de alguna manera, las personas dependientes a la cocaína aumentaron su resistencia a los estímulos externos.
Para explicar estos resultados, los investigadores poseen dos teorias. Una es que la cocaína ha generado un daño permanente en el cerebro, disminuyendo la habilidad de responder a un estimulo. La otra posibilidad es que el cerebro haya sido “modificado” gracias al consumo de cocaína y los estímulos que la misma genera, por lo que se observan diferentes respuestas frente al mismo estimulo.

 

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