Como hemos visto en artículos anteriores, el abuso de
sustancias no solo trae problemas de adicción y conducta, sino que además
aparecen riesgos adicionales para el futuro de la persona e incluso su
descendencia.
Recientemente se ha descubierto que el abuso de cocaína podría
tener un mayor riesgo de desarrollar la enfermedad
de Parkinson, mientras que las mujeres embarazadas con ese hábito pueden
someter a sus hijos a un mayor peligro
de sufrir esta enfermedad en el futuro, según recientes estudios de
laboratorio que ven ahora la luz en un trabajo que se publica en la edición
electrónica de Neuroscience.
La importancia de estos hallazgos se deriva del importante
auge que ha experimentado el consumo de esta droga en los últimos años. Muchas
personas que abusaron de la cocaína en las décadas de 1970 y 1980 ahora están
entrando en una edad avanzada en la que es más probable que se manifiesten los
síntomas del Parkinson.
Los autores de la investigación demostraron en modelos de
laboratorio del cerebro adulto y fetal que la exposición a la cocaína altera
una región cerebral denominada sustancia negra. Estas lesiones hacen a las neuronas más vulnerables a
una toxina de la que se sabe que provoca los síntomas de la enfermedad de
Parkinson.
"Nuestros hallazgos indican que la cocaína hace que la
sustancia negra compacta en adultos sea propensa a más lesiones de las toxinas
medioambientales que pueden provocar el
síndrome de Parkinson", afirma uno de los autores. "Los hallazgos
también constituyen un sólido indicio de que las mujeres que abusan de la
cocaína durante el embarazo someten a sus hijos a un mayor riesgo de desarrollar la enfermedad de Parkinson".
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