Si bien es sabido que el uso de
marihuana genera efectos negativos en la atención, memoria y capacidad de
retener información, investigaciones recientes han demostrado que estos efectos
pueden mantenerse por días e incluso semanas desde la última vez que se
utilizó. Consecuentemente, una persona que fuma marihuana frecuentemente,
podría estar permanentemente viviendo en un estado intelectual disminuido con
respecto a su estado normal [1].
Diferentes estudios también han
sugerido que estudiantes que fuman marihuana regularmente poseen notas
inferiores en sus estudios al compararlo con el resultado observado en estudiantes
que no fuman [2]. Incluso ciertos estudios han vinculado el uso de marihuana
diariamente durante la adolescencia con dificultades de desenvolverse en el
futuro laboral e incluso generar un estado de infelicidad permanente [3-5].
Este último estudio se realizó comparando la vida adulta de dos grupos de
personas. El primer grupo estaba constituido por personas que fumaban
diariamente y el otro grupo por personas que habían fumado alguna vez en su
vida, pero no más de 50.
También se han realizado estudios en
el cual se ha vinculado el uso de marihuana con las posibles consecuencias en
el lugar de trabajo, tales como déficit de atención y en el caso de trabajar
con maquinaria, un aumento en el riesgo de tener accidentes. Por ejemplo, un
estudio realizado con trabajadores postales demostró que los empleados que
dieron positivo para marihuana en un test habían tenido 55% más accidentes que
aquellos que habían dado negativo [6].
Con este breve informe, como centro de
rehabilitación nos interesa señalar que si bien la marihuana no es tan dañina
ni destructiva como otras sustancias (cocaína, heroína, LSD, etc.), su
utilización también genera consecuencias negativas para nuestro cuerpo/mente y
entorno. Si bien no son de la misma magnitud que otras sustancias, estas
consecuencias no deben dejar de ser tomadas en cuenta. Para profundizar en lo
que hemos mencionado, puede leer las fuentes citadas en este artículo.
[1]. Macleod J, Oakes R, Copello A, et al. Psychological and social sequelae of cannabis and
other illicit drug use by young people: a systematic review of longitudinal,
general population studies. Lancet Lond Engl.
2004;363(9421):1579-1588.
[2]. Schweinsburg AD, Brown SA, Tapert SF. The
influence of marijuana use on neurocognitive functioning in adolescents. Curr
Drug Abuse Rev. 2008;1(1):99-111
[3]. Silins E,
Horwood LJ, Patton GC, et al. Young adult sequelae of adolescent cannabis use:
an integrative analysis. Lancet Psychiatry.
2014;1(4):286-293. doi:10.1016/S2215-0366(14)70307-4.
[4]. Fergusson DM,
Boden JM. Cannabis use and later life outcomes. Addict
Abingdon Engl. 2008;103(6):969-976; discussion 977-978.
[5]. Brook JS, Lee
JY, Finch SJ, Seltzer N, Brook DW. Adult work commitment, financial stability,
and social environment as related to trajectories of marijuana use beginning in
adolescence. Subst Abuse.
2013;34(3):298-305.
[6]. Zwerling C, Ryan
J, Orav EJ. The efficacy of preemployment drug screening for marijuana and
cocaine in predicting employment outcome. JAMA.
1990;264(20):2639-2643.
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