viernes, 4 de diciembre de 2015

La "fuerza de voluntad" y las adicciones

En la labor clínica cotidiana es frecuente encontrar pacientes etiquetados como impulsivos, incapaces de anticipar las consecuencias de sus conductas, carentes de objetivos y planes a largo plazo, con dificultades para empatizar y con una falta evidente de motivación. Esta descripción, aplicable a muchas personas con problemas de adicción, plantea la duda de a que se refiere el concepto de motivación. La motivación podría ser definida, en principio, como la “energía” puesta a disposición para realizar un acto que nos agrade, o evitar una conducta que a largo plazo puede tener efectos negativos.  En este sentido, el concepto de “motivación” es muy cercano al concepto clásico de “fuerza de Voluntad”.

Desde hace muchos años, se trabaja con personas con adicciones intentando generar un cambio en su conducta, enseñándoles como anticipar las consecuencias de sus conductas para asi poder inhibirlas (modelo cognitivo). Sin embargo, en este modelo cognitivo, no se tiene en cuenta el factor emocional, el cual es fundamental para producir una fuerte motivación hacia el cambio de conducta y principalmente mantenerla en el tiempo. Utilizando esta perspectiva, es fácil observar clínicamente como muchas personas con problemas de adicción, conocen a la perfección como deben actuar (dado que así se les ha enseñado utilizando el modelo cognitivo), pero no actúan como se espera de ellos. El motivo fundamental por lo cual esto ocurre, es porque en nuestro cerebro, los procesos semánticos (como la cognición) y los procesos emocionales pueden hallarse disociados. A pesar de ello, estos sujetos presentan una inteligencia normal.




Frecuentemente se plantea que la inteligencia y la voluntad son dos realidades que van siempre juntas, donde una inteligencia “intacta” equivale a una voluntad conservada, porque el sujeto conoce las consecuencias de su conducta. Si bien la inteligencia genera posibilidades de acción, es la voluntad quien opera a través de las emociones. Al adentrarse en las adicciones, se genera una respuesta primaria: Sabiendo que el consumo tiene una recompensa (la satisfacción propia de la adicción), se responde a la misma creando una predisposición y generando un comportamiento de acercamiento hacia la fuente de recompensa, o sea, la sustancia a la cual dicha persona es adicta.

Es por ello que el tratamiento de una adicción, no debe tratarse con el modo clásico cognitivo, si no que debe abordarse desde un punto diferente, trabajando con la persona para que la misma pueda por sus propios medios darse cuenta el daño que se está haciendo, y no solo pensar que es asi porque se lo han dicho los especialistas.

En este marco, destacamos que en CarpeDiem, trabajamos con la persona de manera integral, abordando todas las posibles causas por las cuales existe dicha dependencia. Cada persona posee un tratamiento acorde a sus necesidades, siendo este un tratamiento dinámico, cambiando acorde a las necesidades en cada momento. Nuestra finalidad es lograr su deshabituación, rehabilitación y reinserción en la Sociedad.



Fuente: T. Ustárroz y col. Adicciones, 2003, Vol.15 (1) 7-16.

1 comentario:

  1. que bueno que tambien traten a los adictos desde la parte espiritual que tmbien yo diria que es un 80 por ciento la causa de las adicciones curar los corazones lastimados desde el amor y la contencion

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